Mi novela
menos inspirada

Puede que la inspiración no sea otra cosa que la alegría de escribir. Lo decía Jules Renard. Yo, por más que me he sentido alegre escribiendo, no he encontrado la inspiración, y no me ha quedado más remedio que echar mano de los recuerdos.

Mi patria no tiene banderas ni fronteras. Al igual que Stendhal —yo también viví en Grenoble—, considero que la verdadera patria es aquella en la que encontramos el mayor número de personas que se nos parecen. Mi manera de escribir sigue tres reglas precisas que, como decía Virginia Woolf —yo también viví en Bloomsbury—, nadie conoce. Si me dan a elegir un color que sea el azul del Mediterráneo —donde vivo desde hace algún tiempo—, aunque mis raíces están más cerca de Altamira que otra cosa.